El sacerdote de la iglesia la miró con curiosidad —¿No a Dios? Todo lo que necesitas hacer es hablar con el Cielo con una mente clara. Si tu solicitud es pura y verdadera, tus oraciones serán respondidas —le respondió—. ¿Qué ángel estás buscando?
Madeline no sabía si debería responder a su pregunta. Notando su renuencia en decir el nombre del ángel, el sacerdote le ofreció una sonrisa amable.
—Está bien si quieres mantenerlo como un secreto. ¿Cuál es tu nombre, mi niña?
—Madeline Hawthrone —se presentó Madeline al sacerdote.
—Yo soy Gabriel Quintín —. Cuando el sacerdote dijo esto, Madeline miró fijamente al sacerdote. Desde que había sabido sobre Paschar, y luego sobre Michael, Madeline había seguido los nombres de los ángeles mucho más de cerca, y notó que él le sonreía—. ¿Hay algo malo?
—¿Eres tú, eres el arcángel Gabriel? —Ella dio un paso atrás lentamente para mantener una distancia entre ellos. El sacerdote parpadeó como si no entendiera lo que ella acababa de decir.
