Vladimir estaba descontento de que Calhoun hubiera arrebatado su diversión al atormentar a alguien. —¿Y dónde pudiste haber escuchado eso? —preguntó.
Un lado de los labios de Calhoun se alzó. —De mi madre. —confesó.
Beth dejó escapar un suspiro de alivio a través de sus labios. Había estado preocupada de que algo malo fuera a pasar. Parecía que ella era parte del mundo de los vivos, así como pertenecía al inframundo debido a la sangre del Diablo que corría por sus venas.
Vladimir se rió entre dientes. —Vi a Michael ayer. Qué ángel tan entrometido es, siempre tratando de vigilar lo que hago. Vino a mí con una oferta, una oferta mucho mejor que la que les di a todos ustedes cuando se trata de la vida del demonio. ¿Encontraste un alma inocente o has decidido dejarlo descansar en paz en el ataúd? —Vladimir giró la cabeza para mirar en la dirección donde Rafael yacía en el ataúd de cemento.