—Creo que olvidas que Madeline ya no es una doncella, que vive por la misericordia del Cielo o del Infierno, sino que es su propia persona —continuó Calhoun con palabras firmes y claras—. Puede que ahora tenga alas, pero olvidáis que está casada conmigo. Si hace falta aclararlo más, ya hemos consumado nuestro matrimonio, lo que hace que sea un no para ir al Cielo ahora mismo.
Michael apretó los dientes.
—Aún podemos arreglarlo. Dios muestra misericordia a todos, y ayudará a purificar su mente, y ella será compatible para quedarse en el Cielo bajo nuestra guía.
—Madeline —habló Paschar con un tono amable y cortés, sus ojos grises posados en ella—. Solo estamos haciendo lo que es mejor para ti. El Cielo prohíbe la relación de un ángel con los humanos. Un demonio es algo imposible.
—Pero yo no formo parte del Cielo —razonó Madeline—. Empecé mi vida aquí, en este lugar. No pueden llevarme de aquí por la fuerza y sin mi permiso.
