Madeline negó con la cabeza—. No es seguro.
—¿Qué otra opción tenemos? —preguntó Calhoun a Madeline suavemente—. Colocó su mano en su mejilla—. No querrás ver a tu hermana morir, y sin el antídoto, no tenemos otro modo, ¿verdad?
—No al costo de tu vida o la de cualquier otro —respondió Madeline—. Miró profundamente a sus ojos—. ¿Qué sentido tiene que sacrifiques tu vida? No sería justo. —Colocó su mano sobre la de él—. Los Salvete Mortems, ellos...
—Nada me pasará, ten fe, mi dulce rosa —y presionó sus labios en su frente—. No te dejaría sola en este mundo. —Dejó un beso tierno antes de retroceder para mirarla—. Observó las facciones de ella y la expresión ansiosa en su rostro—. Rafael, la carta del loco, por favor.
Fue la primera vez que Calhoun había pedido voluntariamente sacar su carta de Rafael. Madeline miró la carta que el lector de cartas sacó y luego a Calhoun. Calhoun tomó la carta, girándola para mostrar una sola flor de lirio en ella.