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Los ojos de Odín se abrieron de par en par y rápidamente se situó detrás de su Maestro —¿Qué haremos con los hombres lobo, Maestro?
Vladimir sintió que la chica estaba viva, y sus pies comenzaron a caminar en dirección a la iglesia. Una sonrisa se formó en sus labios al sentir la presencia de alguien más, y notó una luz que aparecía en la parte trasera de la torre por un segundo antes de que todo volviese a la normalidad —Absolutamente nada. Llévate esto contigo —ordenó, haciendo un gesto hacia el arma con la cabeza.
—¡Sí, Maestro!
Girándose, el vampiro anciano dijo —No estamos aquí para limpiar los desastres de la gente, sino de los demonios. Caminó hacia uno de los demonios, tocándole el hombro como si le pidiese dirección —Creo que es hora de volver a casa, querida. Los ojos de la demonia se abrieron de par en par y ella fue la siguiente persona en caer al suelo.
