Madeline no podía olvidar el rostro del hombre. Tenía un rostro delgado, sus mejillas eran hundidas para enfatizar el tipo al que pertenecía y sus ojos eran un poco caídos. Aunque los colores no estaban rellenos y solo era un boceto, podía decir de qué color eran su cabello y sus ojos y que detrás de los labios del hombre, había colmillos. Pero ahora que lo pensaba más detenidamente, parecía ser menos vampiro y más bien un demonio.
Cuando sus ojos se encontraron con los de Calhoun, él se dio cuenta de que ella conocía a la persona y se acercó hacia ella —Esta persona, él —le susurró—, es Walter.
Sus ojos se desviaron del dibujo para mirar hacia arriba a Calhoun —Su nombre no es Elías sino Walter.
Helena, que estaba no muy lejos, quien tenía mejor oído que la mayoría de las personas en la sala, detuvo sus preguntas a Lady Aubree y se volvió hacia Madeline —¿Cómo puedes estar tan segura? ¿Conoces a este hombre?