Para cuando Calhoun finalmente decidió sacarlos de la cama con reticencia, Madeline sentía que su alma había abandonado su cuerpo y entrado en el cielo. Las primeras tres veces que hicieron el amor ella recordaba, pero después de eso, había perdido la capacidad de pensar. Su cuerpo temblaba y sus labios dejaban escapar un par de suspiros, gritos llamándolo por su nombre una y otra vez que resonaban en su tranquila habitación.
Calhoun había dejado a Madeline más que satisfecha. Flotaba en las nubes mientras él la llevaba al baño y la ayudaba a lavar su cuerpo que estaba sorprendentemente cálido a pesar de ser invierno. Pasaron un rato más en el baño, hablando entre ellos antes de finalmente salir de la habitación vestidos para el día.
Entraron al comedor, que estaba ubicado en otra habitación que había sido modificada para acomodar a todos los invitados con una larga mesa y sillas. Las personas allí se levantaron de sus asientos al llegar el Rey y la Reina para saludarlos.