Madeline apretó sus labios, sin saber qué más decir para consolar a la mujer cuya hija había sido llamada como la sospechosa. Lady Rosamunda le ofreció a Madeline una sonrisa amable.
—Debes haber estado muy sacudida tú misma —dijo Lady Rosamunda con una mirada apologetica en su rostro—. Una vez que cualquiera entra al castillo, nunca están seguros. La vida de todos pende de la fortaleza de un hilo. Ha habido muchas veces que Sofía se metió en problemas, pero hemos tenido suerte de salvarla.
Madeline lo había descubierto hoy. No había esperado antes de la caza que alguien intentaría cazarla. Seguían sucediendo cosas inesperadas, y sabía que solo era el comienzo.