Escuchar esto fue suficiente para que Madeline empezara a levantarse de donde estaba sentada. Parecía que Calhoun había decidido asustarla hoy, y su corazón y su mente estaban alborotados. Pero ella no llegó muy lejos ya que Calhoun se levantó un momento con ella en sus brazos para empujarla hacia abajo en el sofá en el que habían estado sentados, y él quedó encima de ella.
El repentino cambio de posición hizo que su corazón se acelerara. Calhoun miró dentro de sus ojos antes de que su mirada bajara a sus labios —No tengas miedo. Piénsalo como un manjar ante tus ojos. Si no lo has probado, ¿cómo sabrás si es bueno o malo? —sus palabras estaban bañadas con miel.
Madeline estaba tratando de seguir las rápidas emociones de Calhoun, pero ¿él olvidó que ella era humana?
—Tú no eres comida —respondió Madeline.
Calhoun se inclinó hacia adelante, sin dejar espacio entre ellos. Su frente tocó la de ella.
—No. Pero tú sí lo eres —le susurró.