Madeline quería fulminarlo con la mirada, pero al mismo tiempo, no quería ser sometida a otro supuesto castigo por parte de Calhoun. El hombre era un maestro en cuanto a torcer y girar las cosas para que resultaran en su propio favor y en algún lugar Madeline deseaba tener el arte para hacerlo también. De esa manera, podría enfrentarse directamente a este hombre en lugar de verse atrapada y estancada en este tipo de circunstancias.
Él no había movido sus manos de la pared, atrapándola justo donde él quería sin importarle lo más mínimo si alguno de los sirvientes los encontrara así. Y una de las criadas salió de la cocina, y aunque Madeline deseaba alejarse de él, Calhoun no estaba dispuesto a permitirlo. Luego movió sus manos más cerca de ella, como cerrando el espacio que tenía de una manera en la que invadía todo su espacio.