Al escuchar las palabras del Rey, la sala del tribunal que ya estaba en silencio con apenas algún leve susurro se quedó muerta. Madeline quería que la tierra la tragase para nunca más ser vista aquí de nuevo debido a las demandas del Rey en cuanto a la liga que había pedido a James que cosiera. Su rostro se había vuelto completamente rojo, y si alguien la miraba, sabrían que Calhoun hacía tal demanda al sastre no por nadie más sino por ella.
—¡Estaba siendo escandaloso! —Madeline solo miraba al suelo, sin atreverse a mirar ni a James ni a Calhoun en esos momentos. Había venido aquí para que el Rey no lo matase sin razón alguna, pero no sabía que él tenía planes de mortificarla indirectamente frente a todos en la habitación. Solo Calhoun parecía tranquilo, ya que él era quien había dado la orden, y Theodore, siendo la mano derecha del Rey, apenas cambió su expresión de su cortés comportamiento como si no estuviera afectado por las palabras del Rey.