—¡Ay! —exclamó el hombre.
Sus manos la soltaron y Madeline se giró con un ceño fruncido hasta que vio quién era. —¿Señor Heathcliff? —llegó la sorprendida voz de Madeline.
¿Qué estaba haciendo él aquí?! Miró hacia la puerta para ver que se había cerrado casi del todo para evitar que alguien mirara hacia adentro.
—Señorita Harris —el señor Heathcliff inclinó su cabeza, y cuando una sonrisa brotó en sus labios, Madeline le devolvió la sonrisa. Estaba contenta de ver al señor Heathcliff. El hombre que había admirado durante meses, quien había prometido pasar tiempo con ella, estaba justo frente a ella. En algún lugar su corazón dolía.