Con Sofía contenta, la vampiresa había dejado de mirar a Madeline con enojo por unos segundos. Pero la angustia que Madeline sentía en su pecho por la forma en que Calhoun miraba a James, listo para arrojarlo a algún lugar donde nunca más se le encontrara, era algo que la amenazaba, pero el hombre tenía otros planes en mente.
—Madeline —la llamó el Rey a su lado, levantando su mano y Madeline caminó hacia él. James había terminado de tomar las medidas de Theodore, y ahora estaba libre para mirar a Madeline que caminaba hacia donde el Rey estaba sentado.