—Come más… toma —Lucas le pasó otra rebanada de pastel, una generosa porción del delicioso Espejismo Feliz. Su tono rosado la llamaba, tentando sus papilas gustativas con su apariencia seductora. Había estado disfrutando de un festín culinario desde que entraron al restaurante, pero este postre en particular tenía un atractivo especial.
Rosalind parpadeó, sus ojos fijos en la rebanada de perfección rosada frente a ella. Contemplando si dejarse llevar aún más, ya no pudo resistirse a la tentación. Sabía que Lucas había notado su gusto por este manjar específico.
Con una sonrisa traviesa, Lucas se inclinó, listo para desvelar los secretos detrás del Espejismo Feliz. —El Espejismo Feliz —comenzó, su voz llena de entusiasmo—, es más que un postre. Surge como un oasis cautivador en medio de un desierto estéril, capturando a todos aquellos que encuentran su impresionante presencia.