Eugenio dio dos pasos adelante, listo para proteger a Eva para que la gente del pueblo no se atreviera a hacer nada. Eva les preguntó:
—¿Qué hacen todos aquí?
—Genoveva, no merecemos lo que nos hiciste —una de las mujeres del pueblo le dijo con una cara seria. La ansiedad en el cuerpo de Eva continuaba aumentando, y se sentía mareada por la tensión. La mujer dijo:
—Te hemos estado esperando a que regreses al pueblo desde el día siguiente en que el pueblo se incendió.
Eva se preguntaba si se habrían enterado de que fue Vicente quien prendió fuego al pueblo, y sus manos se cerraron con fuerza.
De repente, de la nada, todos se inclinaron ante Eva, lo cual tomó por sorpresa tanto a Eva como a Eugenio. La mujer dijo: