Las palabras de Qin Yan no lograron convencer a Qiao Qing.
—Yan Yan, ¿cómo puedes decir esto? Y si realmente no es un gran problema, ¿por qué no haces nada para evitar que los rumores se sigan esparciendo? —preguntó Qiao Qing. Esperaba preocupada. Quería una respuesta de Qin Yan.
—No es nada —respondió Qin Yan. Su respuesta fue tranquila y sin prisa.
Qiao Qing tomó una profunda respiración para calmarse antes de preguntar de nuevo, —Yan Yan, ¿estás segura de que no es nada? ¿Puedo hacer algo para ayudarte?
—No hay necesidad. Me ocuparé de esto —respondió Qin Yan.
—¿Estás segura? —Qiao Qing todavía no estaba satisfecha. Pensaba que si Qin Yan tuviera una solución, ya habría resuelto el problema.
Sin embargo, Qin Yan seguía firme en sus palabras, —Sí, me ocuparé de esto yo misma.
Sintiéndose impotente ante la situación, Qiao Qing decidió irse. Sin embargo, todavía le recordó a Qin Yan, —Yan Yan, si puedo ayudarte con algo, por favor házmelo saber.
—Claro.
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