Jiang Yue no lo confirmó de manera explícita. Pero tampoco lo negó.
Eso era suficiente.
Mo Yichen juró por lo bajo.
Shen Yuling pasó una mano por su cabello, claramente luchando por procesar todo.
No era que alguna vez hubieran subestimado a Jiang Yue—si algo habían aprendido de trabajar con ella, era nunca cometer ese error.
¿Pero esto?
Esto era impactante. Casi increíble.
Primero que todo, Jiang Yue aún era una estudiante de primer año. Y segundo, esto no era simplemente alguna pequeña startup de baja tecnología—era Allico Intelligence.
—¿Sabes qué? No —negó con la cabeza Shen Yuling, la incredulidad escrita en todo su rostro—. De ninguna manera. ¿Me estás diciendo que has estado sentada sobre esta información todo este tiempo? Jiang Yue, ¿tienes idea del tipo de bomba que acabas de soltar?
Mo Yichen todavía la miraba, atónito.
—Trabajas en Allico Intelligence —su voz era más baja ahora, como si todavía intentara creerlo.
Jiang Yue se encogió de hombros ligeramente.
