—Una daga es más que suficiente para matarte —replicó Jiang Yue, su confianza inquebrantable y su cuerpo lleno de adrenalina para matar al hombre que tenía delante.
Impasible, Halcón desechó sus dos sais, recuperando una daga colocada fuera de la arena. Con una daga en mano, aceptó el desafío de Sombra de frente. —Veamos —dijo con una sonrisa maliciosa.
Sus movimientos eran lentos, deliberados; Halcón avanzaba metódicamente, mientras que Jiang Yue lo rodeaba, manipulando hábilmente su daga. El duelo comenzó con una ráfaga de ataques y defensas. A pesar del arma más pequeña de Jiang Yue, su ventaja estratégica se hizo evidente mientras se movía expertamente, anticipando los movimientos de Halcón.