—Pero poco a poco me enamoré de la chica que pensaba que yo era guapo y tenía el valor de hablar de mí al mismo tiempo. Me gustaba la chica que arrebataba mis bocadillos con confianza y juraba hacer bocadillos para compensar. Me gustaba cómo tus bocadillos sabían mejor que todo lo que había comido.
Yu Holea soltó una pequeña risa ahogada, secándose las lágrimas con el dorso de su mano.
—¡Lo digo en serio! —protestó, tratando de parecer enojada pero fallando mientras una sonrisa tiraba de las comisuras de sus labios.
Qiao Jun rió entre dientes, atrayéndola aún más cerca a su abrazo.
—Lo sé, y yo también lo digo en serio. No fue solo tu apariencia, Lea. Fue todo. No tienes idea de lo mucho que significas para mí.
El corazón de Yu Holea se ablandó aún más mientras apoyaba su cabeza en su pecho, con sus miedos anteriores desvaneciéndose.
