—Habría seguido ignorándote. Pero cuando tus acciones ponen vidas inocentes en peligro, no puedo hacer la vista gorda —dijo fríamente Yu Holea, su voz cortando la tensión en la habitación.
—Tu egoísmo y avaricia han causado un daño irreparable a tu familia y a otros.
El rostro de la señora Pan se contorsionó con una mezcla de miedo, vergüenza y desafío al escuchar las palabras de Yu Holea.
Sabía que había cometido errores graves, pero no estaba lista para enfrentar las consecuencias.
—Yo... Hice lo que tenía que hacer para proteger a mi familia —protestó débilmente la señora Pan, su voz temblaba de desesperación.
—Nunca quise que nadie saliera herido.
La expresión de Yu Holea permaneció impasible mientras miraba a la señora Pan con desdén.
—Tus acciones hablan más que tus palabras —dijo con frialdad—. Traicionaste a tu propia hija y pusiste en peligro a todos en esta mansión por tus propios deseos egoístas.