Justo cuando ella pensaba esto, Huang Jin se volvió para mirar a Yu Holea. Luego le sonrió y le preguntó:
—¿Qué le sucede a la señorita?
Yu Holea negó con la cabeza y dijo:
—Tu comentario de ahora fue demasiado insoportable.
Cuando Yu Holea dijo esto su expresión estaba un poco vacía y era porque la persona frente a ella... no tenía ningún destino o anillo. Era tan extraño... ¿Cómo era esto posible? Huang Jin por alguna razón sonrió escalofriantemente. Y de repente pronunció las palabras:
—Tú no sabrás.
Yu Holea parpadeó.
¿Tuvo una ilusión? ¿Por qué sentía que la pupila de Huang Jin se alargaba? Ah, debe estar pensando demasiado. Aunque Huang Jin parecía aterrador, para Yu Holea que ya había lidiado con muchas personas extrañas no era nada.
El comentario de Yu Holea encendió fuego en el corazón del lacayo de Huang Jin, y todos comenzaron a insultarla:
—Tsk, tsk, ¿ahora una niñita que todavía está mojada detrás de las orejas nos dirá cómo somos?
—¡Dios, qué arrogante es!
