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Lily no podía evitar mirar lo que iba a ser su nuevo cuerpo por un rato. Era difícil asimilarlo todo. El cuerpo era tan similar al suyo propio y, sin embargo, también muy diferente. Una parte de ella, la parte de la que se avergonzaba admitir que encontraba a su nuevo cuerpo sexualmente atractivo, quería creer que este cuerpo no se parecía en nada al antiguo. Sin embargo, era una mentira. Por cada diferencia había diez similitudes, incluso si esas diferencias realmente se destacaban. Lily quería grabar cada centímetro de su nuevo yo en su mente, para quizás entender algunas cosas sobre sí misma… o algo así.
