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Los dos demonios se sentaron en un silencio amigable mientras pasaban los segundos. Kat intentó relajarse en las sillas, pero estaba claro que, aunque estaban diseñadas para acomodar alas, era para las alas pequeñas que tenía Kamiko, y presumiblemente el resto de su familia, en lugar de algo para Kat.
Eventualmente, Kamiko decidió preguntar —¿Qué te ha parecido mi primer invocación? ¿Alguna vez has tenido una similar?
—No realmente —dijo Kat—. La mayoría de las mías han sido mucho más directas. Quiero decir, claro, he tenido algunas que no han sido exactamente normales, pero nada que me hiciera ir a investigar algo…
—A menos que cuentes una invocación de emergencia que hice por un amigo mío. Tenía que aventurarme a través de algunos sueños y averiguar qué era lo que la mantenía dormida. O bueno, sabíamos qué era, pero necesitábamos llegar y resolverlo todo. No estoy seguro de que eso realmente cuente.
