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Kat no había estado realmente en el infierno. Claro, estaban las oficinas de contabilidad, pero habían sido bastante benignas. Y, si ignorabas a los extraños habitantes del lugar, parecía completamente normal. Como si hubieras visitado una oficina de contabilidad local, y no una en una dimensión alternativa atendida enteramente por demonios.
La escena frente a Kat, sin embargo, estaba mucho más cerca de la idea del infierno. No había exactamente fuego ni azufre, pero no lo necesitaba. El cielo sangraba rojo, y eso había que tomarlo más literal de lo que a Kat le gustaría. Había una línea clara en el horizonte que parecía dejar que el color se desangrara.
Sobre esa línea no era mucho mejor, era oscuro y nublado, pero al menos era normal. Todo lo demás, desde el cielo hasta las montañas en el horizonte, hasta la escena frente a Kat estaba teñido con ese extraño rojo sangriento.
