—Antes de eso, me gustaría preguntar sobre el paradero del Señor Menarx. Como esta situación crítica está directamente relacionada con él, debería estar presente aquí para deliberar al respecto —dijo la Dama Diandre, mirando alrededor de la sala.
—Esperaré su llegada —añadió, cuando se dio cuenta de que Menarx realmente no estaba en ninguna parte de la sala.
—Menarx tiene la libertad de venir e ir como le plazca. Si él no considera apropiado estar presente para este consejo, no es asunto tuyo exigirlo —aclaró Kirgan.
La Dama Diandre frunció el ceño visiblemente, pero no insistió más en el asunto.
—Ha llegado la noticia a los Fae del incumplimiento del distrito del Señor Menarx. Debo expresar mi gratitud a los enanos por habernos informado, es sin duda un suceso preocupante... ver que la Fortaleza del Dragón ya no es tan segura como creíamos —comenzó la Dama Diandre.