Alessio despertó con un dolor ardiente que se extendía desde sus muñecas y un gemido quedo escapó de él mientras se incorporaba.
No era la primera vez que despertaba en esta mazmorra, con el dolor de las esposas de plata en sus muñecas, o con el mortal silencio.
Alessio miró hacia su muñeca, roja y cruda mientras la plata quemaba constantemente, un proceso continuo de curación solo para ser quemado nuevamente al menor movimiento.
—Caprichoso. —Alessio murmuró para sí mismo, sentándose para apoyarse en la pared.
Cuando Alessio se sentó bien, entonces captó el sonido de pasos que se acercaban.
Thump...thump... thump...
Alessio podía reconocer ese sonido inquietante mucho antes de que se pronunciara una palabra.
—Vaya, si no es el nuevo Rey Alfa... —Una voz burlona sonó desde las sombras.
Alessio lentamente levantó la mirada, imperturbable al encontrar al Rey Alfa Lothaire devolviéndole la mirada, con una sonrisa en sus labios.