—La barrera... —Kaideon murmuró para sí mismo mientras su mano hacía contacto con una superficie semidura en medio de la nada.
Con solo mirarla, uno podía ver la extensa expanse de tierra baldía por delante, ininterrumpida pero había alguna forma de escudo mágico que impedía a cualquiera avanzar más allá, una extraña demarcación que solo se revelaba al tacto.
Kaideon extendió la mano, observando pensativamente cómo la barrera ondulaba alrededor de sus dedos, lo que causaba que la vista de la tierra baldía más allá se inclinara inestablemente por un momento antes de restablecerse a como había estado.
—Esto es —Kaideon confirmó a Coran y Rodvan a través de su enlace mental.
—Kaideon, las bestias sombrías han comenzado a merodear desde el ocaso. Deberías buscar refugio primero e inspeccionar la barrera al amanecer —la sugerencia de Rodvan sonó en la mente de Kaideon.
