El mundo se ralentizó hasta detenerse a todo alrededor de Neveah, los alaridos y aullidos de la ventisca de la muerte se desvanecían en el fondo como si ya no existieran en su mundo.
Neveah ni siquiera registraba el hecho de que estaba cayendo... era difícil registrar cualquier otra cosa cuando su mente aún giraba por la palabra que su lobo acababa de susurrar a través de su enlace.
—Compañero... —había dicho el lobo de Neveah en un tono bajo, asombrado.
No era la declaración firme que la mayoría de las personas experimentaban, ni la revelación vacilante que su lobo había mostrado al identificar a Alessio como su compañero,
Esto era diferente, era una declaración, una declaración tranquila, reflexiva que dejó un impacto mucho más profundo en lobo y hombre que cualquier otra conversación que ambos hubieran compartido.
Neveah podría jurar, si no estuviera ya cayendo a su muerte, que habría tosido sangre ante esa palabra.