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«Está cerca...» —pensó el lobo de Neveah para ella.
Neveah murmuró en respuesta, ella también podía sentirlo. Su ansiedad dejaba un rastro muy detrás de él.
«¿Cómo llegó tan lejos tan rápido?» —pensó Neveah en respuesta a su lobo.
Estaban a dos horas de Ciudad Duna y con la velocidad de Neveah, ella sabía que esta distancia ya sería medio día de viaje a caballo.
Neveah no había esperado que los fragmentos de portal que la guardia de la ciudad le había mostrado pudieran tener un rango de efecto tan lejano, parecía ser solo un fragmento de portal cualquiera, pero Neveah se dio cuenta ahora que no era un portal que pudiera ser lanzado por cualquiera.
Además, el mercader había evitado a propósito ir hacia las Dunas Blancas sabiendo que la amplia extensión no le proporcionaría refugio y sería fácilmente avistado.
En cambio, se dirigió al pequeño bosque en el extremo lejano de Ciudad Duna.
