Neveah jadeó cuando abrió los ojos, se incorporó en su cama, respirando pesadamente.
Su mente era una página en blanco, Neveah apenas podía recordar los eventos que llevaron hasta este momento, pero su mano se movió hacia su pecho donde aún pulsaba un dolor sordo.
—¡Veah! —la familiar voz de Everon exclamó desde al lado de Neveah.
Neveah levantó una ceja sorprendida, girándose ligeramente, su mirada se posó en un Everon que parecía ansioso y que estaba sentado junto a su cama.
—¿Everon?... ¿Qué haces...? —Neveah comenzó a decir pero se interrumpió cuando se dio cuenta de dónde estaba exactamente.
Esta era la habitación de Menarx, de vuelta en Guardián del Dragón y Neveah no estaba segura de qué hacía allí, lo último que recordaba era que aún estaba en las llanuras.
—¿Cómo llegué aquí? Pensé... —Neveah empezó a decir pero fue interrumpida cuando una repentina e intensa sensación de preocupación consumió su mente.