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—Ríndete, hasta aquí has llegado —dijo claramente Lady Melissa mientras levantaba ambas manos y aun más rocas se levantaban, flotando arriba, esperando la orden de la alta doncella.
—Te escondes detrás de tus magias, ¿así es como demuestras ser digna de Dante? —Estelle siseó de rabia, sus ojos escudriñando alrededor, buscando la ruta más segura para llegar a la alta doncella.
—Tú tienes tu espada y tus sentidos agudizados, yo tengo mi magia. Somos de razas diferentes y seguramente luchamos de manera distinta, entre nosotras las ninfas… la fuerza física es secundaria a una magia poderosa —la alta doncella respondió con facilidad.
—¡Dante no es un hechicero, es un luchador! ¡Un guerrero reverenciado! ¡Nunca serás digna de él! —Estelle replicó con brusquedad.
—¿¡Y tú sí?! —la alta doncella le devolvió, su calma vacilando por un momento ante las punzantes palabras de Estelle.