Elina abrió la nota que le había dado Neveah y, leyéndola, soltó una carcajada.
—¿Sabes lo que dice esto? —preguntó Elina a Neveah con la ceja levantada.
A Neveah no le parecía que importara, el Señor Rodrick había dicho que se la pasara al jinete que debía recibirla y eso era exactamente lo que Neveah había hecho.
—No —respondió Neveah con indiferencia.
Elina asintió mientras guardaba la nota en su cinturón y se giró, haciendo un gesto con la cabeza.
—Ven entonces, te llevaré a tu maestro —informó Elina mientras lideraba el camino por el sendero.
Neveah echó un vistazo a las puertas de la academia antes de seguir a Elina.
El camino empedrado estaba barrado a ambos lados por altos pilares y conducía desde la puerta a través de un amplio campo hasta la entrada de un gran edificio.