—Perdón por la interrupción... pueden continuar —dijo Dante después de considerar a su audiencia con una ceja levantada.
Dante no estaba seguro de qué era exactamente lo tan sorprendente que las dos ninfas permanecían mirándolo en shock.
¿Fue el hecho de que había matado a una ninfa que se atrevió a hacerle sangrar? ¿O fue que solo tomó un golpe para hacerlo? Dante no podía decirlo.
—Tú... ¿quién eres...? —balbuceó el intruso vivo.
La mirada de Dante se trasladó a las manos del intruso, notando los leves temblores. Dante podía oler el miedo del intruso, era sutil, pero estaba ahí.
Dante supuso que el miedo del intruso solo era sutil porque él nunca se imaginaría lo que Dante realmente era.
—¿Importa eso? —preguntó Dante, percibiendo el movimiento de la Alta Doncella incluso antes de que ella derribara al intruso hacia atrás con una patada repentina.
El intruso dio un chillido de sorpresa al tambalearse hacia atrás y Dante observó el intercambio con diversión.