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Cuando Yu Qi fue elogiada por sus tías, vio que Ling Zhu Yao la miraba con enojo. No recordaba a esta chica ni había tenido contacto con ella.
—¿Entonces por qué está enojada conmigo? —la pregunta surgió en su mente. Ming Yue y Su Xiao la empujaron de vuelta al vestidor y le pidieron que se probara otro.
Ling Zhu Yao mordió fuerte sus labios. Estaba tan celosa de ver a Ming Yue mimar tanto a esa chica salvaje. Se preguntaba por qué Ming Yue no la quería a ella. Era bonita, inteligente y hasta provenía de un buen entorno.
Mientras que esa chica salvaje, aunque podría parecer hermosa, apostaba a que era estúpida y venía de un origen desconocido. Si Ming Yue escuchara sus pensamientos, seguro le daría una larga reprimenda a Ling Zhu Yao.
Yu Qi se probó mucha ropa. Al final, Ming Yue y Su Xiao decidieron comprar 10 piezas de ropa de las que Yu Qi había probado. Yu Qi quería rechazarlo pero sus dos tías insistieron.
Sintiéndose incómoda, les dijo que quería ir al baño de mujeres por un momento. Le dijeron que la esperarían en esa tienda ya que querían seleccionar otros atuendos para ella. Ella suspiró.
Anduvo por ahí buscando. Vio el letrero del baño. Entró al de mujeres. Después de terminar lo que tenía que hacer, se miró al espejo. Entonces, escuchó a otras personas entrar al baño también. Las personas que entraron eran las tres chicas que había visto mientras se probaba la ropa.
Ling Zhu Yao entrecerró los ojos cuando vio a la chica salvaje de antes. Parecía estar sola aquí sin Ming Yue y Su Xiao. Sonreía. Quería darle una lección a esta campesina.
—Oye, tú. Detente. —Ling Zhu Yao bloqueó a Yu Qi cuando vio que Yu Qi quería salir de allí.
Yu Qi se detuvo. —¿Hay algún problema? —Aunque sabía que esta chica no tenía buenas intenciones para con ella, aún así habló amablemente.
—¿Quién eres tú? —Ling Zhu Yao preguntó con arrogancia a Yu Qi.
—¿Acaso tus padres no te enseñaron modales básicos? Si quieres saber el nombre de alguien, deberías decir el tuyo. —Yu Qi dijo casualmente.
—¡Tú! Eh, ya que quieres saber mi nombre, te lo diré. Soy Ling Zhu Yao. Un pariente de la Familia Tang. Tengo una relación de sangre con la Familia Tang. No como tú. Solo sabes hacer la pelota a otra familia. Así que dime tu nombre. Realmente quiero saber el nombre de alguien que sin vergüenza escala posiciones en otra familia. —Ling Zhu Yao dijo arrogante.
—¿Y por qué debería decírtelo?
—Ahora dijiste que debería decirte mi nombre ya que quiero saber el tuyo. —Yu Qi replicó.
—Entonces, si te digo que bebas agua del retrete, ¿lo harías? —Yu Qi desafió.
—¿Qué? ¿Por qué debería hacer algo tan asqueroso? —Ling Zhu Yao se enfadó—. Esta chica acaba de tergiversar mis palabras.
Ling Zhu Yao le susurró algo a su amiga, Su Heng. Le instruyó que cerrara la puerta del retrete. Ling Zhu Yao sonrió maliciosamente. Estaba planeando hacer que Yu Qi hiciera lo que acababa de decir. Beber agua del tazón del retrete. Su Heng y Baili Huang se acercaron a Yu Qi.
—Sujétala. Le enseñaremos a esta campesina para que no sea tan arrogante después de esto —dijo Ling Zhu Yao.
Yu Qi sonrió mirando a las dos chicas acercarse a ella. Dado que estas chicas no podían hacerle daño, les mostraría algo de piedad. En el momento en que Su Heng y Baili Huang quisieron tocarla, golpeó sus puntos de acupuntura para paralizarlas por 10 minutos.
Las dos chicas de repente cayeron al suelo, sorprendiendo a Ling Zhu Yao. Ella no vio lo que Yu Qi les había hecho.
—¿Qué les has hecho a mis amigas? —gritó preguntándole a Yu Qi esa pregunta.
—No les he hecho nada. Ellas son las que querían sentarse en el suelo del baño así —dijo amablemente y se pausó por un momento. Luego, la próxima vez que abrió la boca para hablar, sus palabras sonaron amables pero con un aura asesina—. ¿Me vas a dejar salir? Mis tías están esperando, no quiero que esperen demasiado.
Ling Zhu Yao tembló cuando Yu Qi la miró así. Realmente pensó que moriría si no le daba paso a Yu Qi. Las palabras de Yu Qi sonaban amables, pero su expresión tenía muy aterrada a Ling Zhu Yao.
—No, perdóname —Ling Zhu Yao habló con voz temblorosa.
—Gracias, Srta. Ling —Yu Qi caminó libremente.
Yu Qi no planeaba hacerle nada a Ling Zhu Yao. Solo quería asustar a Ling Zhu Yao.
Ling Zhu Yao se sintió aterrorizada hasta los huesos. Sus piernas cedieron. Luego sintió que la falda que llevaba puesta en ese momento estaba mojada. Se había orinado en su falda. Se sentía avergonzada porque había mojado su propia falda.
—Te haré pagar, campesina.
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