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—¿Todavía puedes sonreír? —Su Yu Hi miró a Yu Qi. La chica no mostró muchas reacciones cuando se enteró de esto.
—Hermano Yu Hi, Hermano Xuehai, no piensen mucho en este asunto —dijo Yu Qi.
—¿De verdad? Esto podría afectar nuestras ventas ya que aparecerá el mismo producto —Ming Xuehai expresó su opinión.
—No afectará. No se preocupen. Pídanle al Hermano Tai que intente atrapar al espía. Si no puede, entonces está bien —Yu Qi no quería prestarle mucha atención a este asunto.
—¿De verdad? —preguntó Su Yu Hi.
—Sí —asintió Yu Qi.
...
—Aún no tuve éxito a pesar de que lo intenté muchas veces —un hombre habló a través del teléfono.
—Eres un tonto. Deberías intentar hasta que tengas éxito. No me llames hasta que lo consigas. Recuerda, tu esposa e hija están en mis manos —dijo la persona a la que llamaba—. Te daré tres semanas más. De lo contrario, sabes lo que pasará. No digas que no te advertí —añadió.