—¿Ya se fue?
Las dos tías que se quedaron en el jardín se levantaron al ver a su sobrina caminando hacia ellas.
—Tías, estoy bien. No fue duro conmigo ya que está en nuestro territorio —dijo Yu Qi.
—Entonces, ¿cómo lo resolviste? —dijo Su Xiao.
—Le dije que mi abuelo ya está viejo y necesita descansar. Él no se involucrará más en esto —Yu Qi sonrió.
—¿Se lo creyó? Parecía difícil de convencer —preguntó Ming Yue.
—Por supuesto. Aun así, expresé que es difícil y le dije que podría tratar a su hija —Yu Qi les contó a ambas.
—¿Vas a tratar a su hija? ¿Puedes hacerlo? —No es que Su Xiao no creyera en Yu Qi, pero a veces se necesita la confirmación de la boca de la propia persona.
—Tía Su Xiao, aprendí de los mejores —Yu Qi alzó la cara.
—Ah, cierto. Me olvidé de eso —Su Xiao rió.
—Pero Yu Qi, si tu abuelo escucha que dijiste que ya está viejo y necesita descansar, apuesto a que te atrapará y te hará escuchar su charla sobre lo fuerte que está su cuerpo —Ming Yue también se rió.