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Todos miraron a la chica que acababa de abofetear a Su Yu Qing. La chica parecía mantenerse orgullosa incluso después de haber abofeteado a alguien.
—¿Quién demonios eres? ¿Cómo te atreves a abofetearme? —rugió Su Yu Qing a la chica. Ella no conocía a esta chica. ¿Por qué había entrado en esta sala y la había abofeteado con tanta osadía?
—Tu boca debería ser lavada ya que apesta —soltó Yu Qi con desdén.
—¡Tú...! —Su Yu Qing señaló con el dedo a Yu Qi.
—Eres tú, perra. ¿Por qué estás aquí? ¿Cómo te atreves a abofetear a mi mamá? —se levantó Mu Rong Xie y gritó a Yu Qi.
Mu Yian también reconoció a la chica que había abofeteado a su madre. ¿Qué hacía ella aquí?
—¿Por qué la he abofeteado? —Yu Qi miró fijamente a Su Yu Qing—. ¿Cómo se atreve a insultar a mi abuelo? ¿Esperas que me quede callada cuando alguien insulta a mi abuelo?