—Hermana Rong Xie, no puedes culpar a mamá por eso. ¿Quién te dijo que usaras la droga desconocida? Deberías culpar a tu propia estupidez —se burló Mi Kuang He.
—Cállate —le espetó Mu Rong Xie a Mu Kuang He.
—Basta, Kuang He. Tu hermana está enferma —terminó la discusión Su Yu Qing.
Mu Kuang He rodó los ojos. Su madre siempre había sido así. Siempre tendía a favorecer a su segunda hermana. Aunque su segunda hermana era la culpable. Pensaba que, estando en el hospital, su segunda hermana también debería hacer que le revisaran el cerebro.
—Tu padre trabajó tan duro para encontrar el doctor para ti. Debería ser uno que pueda ayudarte —le dijo Su Yu Qing a su hija.
—Ahora, necesitas calmarte y descansar. No pienses en nada más —añadió más Su Yu Qing.
Escuchando las palabras de consuelo de su madre, Mu Rong Xie se calmó un poco. Ya estaba aburrida de estar en esta habitación. Aunque no era una habitación normal, sino la habitación VIP, todavía estaba el aburrimiento.