Yu Qi decidió dejar su trabajo a pesar de la oferta del dueño. Sin embargo, cuando Yu Qi llegó a casa, la Señora Wang estaba furiosa al enterarse de que Yu Qi había renunciado a su trabajo. Quería golpear a Yu Qi, pero fue detenida por el Señor Wang.
—No la golpees, si se lastima tendremos que pagar sus gastos médicos. Y además no podrá trabajar por el momento —dijo el Señor Wang.
Solo entonces la Señora Wang se contuvo de pegarle, pero eso no la detuvo de regañarla. Mientras el Señor Wang no la defendió ni la detuvo.
Sus palabras eran como un cuchillo afilado que le apuñalaba el corazón. Incluso se preguntó por qué la trataban así. Ella también era su hija. Corrió a su antigua habitación.
Al día siguiente.
Yu Qi se despertó y preparó el desayuno para la familia Wang. Intentó complacerlos con su cocina.
—Mañana, mamá, papá. Hice el desayuno —Yu Qi dijo con una sonrisa.
Ellos simplemente se sentaron y empezaron a comer su comida sin dar una respuesta a Yu Qi.