Por la mañana, después de su trote y ejercicio matutino, Yu Qi fue al comedor. Para su sorpresa, vio a alguien que no esperaba ver allí.
—Buenos días Hermano Qin Hao. Hermano Qin Hao, estás en casa. Es inusual verte en casa. —Yu Qi saludó a Tang Qin Hao.
—Buenos días. —Tang Qin Hao reconoció a Yu Qi.
Yu Qi tomó asiento junto a Tang Qin Hao. —Buenos días a todos. —Yu Qi saludó a todos.
—No solo para ti es sorprendente verlo. Nosotros también. —dijo la Tía Su Xiao—. Hace mucho tiempo que no lo veo desayunando en casa así.
Tang Qin Hao estuvo callado. Luego abrió la boca. —Quiero ir a buscar algo a mi habitación.
—Yu Qi, ¿cuándo quieres partir? —preguntó el Tío Tang Jang Qin.
—Hmm... Probablemente a las diez de la mañana. —Yu Qi pensó por un segundo y respondió.
El tiempo era adecuado. No llegaría demasiado tarde a la universidad.
—¿Quieres ir a algún lugar hoy? —Tang Qin Hao lanzó una pregunta.