Después de caminar disfrutando de la vista de las flores de glicina, Yu Qi se excusó.
—Hermano Hui, quiero ir al onsen —le dijo Yu Qi a Long Hui—. Quería ir a disfrutar del onsen. Ya le había dicho a uno de sus empleados que mantuviera el onsen abierto más tiempo de lo habitual.
—Ya veo —dijo Long Hui con un tono triste.
Yu Qi se rió.
—Hermano Hui, nos volveremos a ver mañana.
—De acuerdo. Pero tienes que prometer pasar más tiempo conmigo mañana —Long Hui besó la frente de Yu Qi.
Yu Qi asintió sonriendo. También quería pasar tiempo con Long Hui.
Su amada Qi Qi quería ir a disfrutar del onsen. Por supuesto, a Long Hui le daba reacias dejar ir a su amada Qi Qi, pero era un deseo de su amada, así que no podía decir que no. Long Hui también decidió disfrutar del onsen ya que ahora tenía tiempo. Se preguntaba cuánto tiempo pasaría hasta que pudiera disfrutar del onsen con Yu Qi en sus brazos. Sería fantástico. Quizás algún día pronto.