—¿Alguien? ¿Quién? —preguntó Yu Qi.
—Lo sabrás cuando llegues al lugar —dijo el hombre de la cicatriz—. Pero si no quieres... —El hombre de la cicatriz observó a los tres rehenes atados.
Yu Qi entendió su amenaza. —Está bien. Los seguiré. Solo no toquen a mi familia.
El hombre de la cicatriz sonrió cuando la chica captó su mensaje. —Sé que entiendes. Los dejaremos así.
(Por favor, lee esta novela en w.e.b.n.o.v.e.l.c.o.m)
El abuelo Tang sacudió su cuerpo. —Hmm... Hmm...
Yu Qi miró a su abuelo. —¿Puedo hablar con mi abuelo un segundo? —pidió permiso al hombre de la cicatriz.
El hombre de la cicatriz asintió. Con su permiso, Yu Qi se acercó a su abuelo y lo abrazó.
—No te preocupes, abuelo. Estaré bien —luego bajó el tono y susurró—. Después de esto, por favor busca a Long Hui con Aoi.
El abuelo Tang miró a Yu Qi. Yu Qi sonreía. Él quería decirle algo, pero su boca estaba sellada con cinta.