Aoi miró a Yu Qi con una mirada lastimera.
—Maestra, yo también quiero comer —le dijo Aoi a Yu Qi con una mirada triste.
—Esa albóndiga es para ti. Yo no tengo hambre —le dijo Yu Qi a Aoi con una sonrisa.
—Gracias, maestra. Te quiero mucho —Aoi cambió su tono de uno triste a uno alegre.
Wang Fu Ya rodó los ojos al ver que Yu Qi no la miraba a ella sino a su perro. El camarero seguía esperando a que Wang Fu Ya hiciera su pedido.
—Dame un té verde como el de ella —Wang Fu Ya sonrió con intención al camarero.
—Muy bien, señoritas. Por favor, esperen —El camarero fue a la cocina.
—Entonces, ¿de qué quieres hablar? —Yu Qi le preguntó a Wang Fu Ya directamente.
—Yu Qi, te he llamado aquí porque quiero disculparme contigo —Wang Fu Ya miró fijamente a Yu Qi.
—Oh, disculpas. ¿Y por qué crees que las aceptaré? —Yu Qi se burló.
—Tú... Estoy aquí bajándome la cabeza ante ti —Wang Fu Ya se enfadó. Se había humillado así y Yu Qi aún no lo apreciaba.