Invocando su lanza y espada, corrió hacia el gigante.
Desplazándose hacia el lado, esquivó su golpe con facilidad.
—Sé que parece que solo han pasado unos segundos pero confía en mí, he estado fuera durante dos meses y fue bastante revelador —rió Shiro.
Lanzando su espada hacia arriba, Shiro la usó como un garfio para balancearse hasta su hombro.
Girando su lanza, Shiro desvió su intento de agarrarla hacia un lado.
Sin embargo, aunque casi había traspasado el límite para la forma de ataque, todavía no estaba lo suficientemente cerca para su estilo defensivo, así que este movimiento fue un poco forzado pero su objetivo se había alcanzado.
Sintiendo las vibraciones en su cuerpo, Shiro entrecerró los ojos y saltó hacia la cabeza.
Cerrando los ojos, envió una ola de intención asesina que envolvió toda el área. Visualizando toda la arena en su mente, Shiro podía ver los pequeños movimientos que el gigante estaba haciendo.
Agachándose lo más que podía, avanzó rápidamente.