—Una semana pasó rápidamente mientras Shiro recibía noticias de que los otros héroes ahora estaban haciendo sus preparativos finales para desafiar las torres —dijo ella—. Sus preparativos eran los mismos que los de ella. Obtener armas benditas para ayudarles si podían, si no es así deberían simplemente desafiarlas con todo lo que tenían. Gracias a la medicina suministrada por Beril, su seguridad estaba algo garantizada.
—Sin embargo, una vez descubrieron que Shiro había reclamado una lanza, un hacha y ahora la Flecha de Orión, que se emparejaba asombrosamente con su arco, se pusieron celosos y molestos ya que ella ya contaba con la ayuda de dos divinidades primordiales y no necesitaba las armas benditas aparte de eso. Pero como ahora estaban ligadas a Shiro, no podían hacer nada al respecto.
