Alejándose de las cumbres de la montaña, Shiro observó cómo la mariposa de Quella recuperaba su brillo.
—¿Qué demonios ocurrió? —preguntó Quella con confusión y pánico en su voz.
—No mucho. Solo tuve que luchar contra un jefe molesto pero saqué algo bueno de eso.
—¿Oh? ¿Qué conseguiste? —preguntó Quella.
—Un conjunto de armadura y una espada fabricados por Hefesto. Sin embargo, todavía no puedo usarlos, así que necesitaré encontrar algo para reemplazar esta espada por ahora. —Shiro suspiró mientras invocaba a la rota Nivlim.
—¿Eh? ¿Qué demonios le pasó a la espada? Desde que se convirtió en un arma bendita, su durabilidad debería ser impresionante, incluso para un accesorio.
—Mn, bueno, esta espada ha pasado por bastante castigo así que no la culpo exactamente por romperse en mí. —Shiro sacudió la cabeza y desinvocó la espada.
—En otras noticias, ¿has encontrado algunas pistas sobre las armas benditas mientras yo estaba allí?
