—Vamos, solo un poco más. El pueblo no está tan lejos —animó Quella mientras Shiro solo rodó los ojos.
—Sí, sí, ya sé, pero es algo difícil cuando apenas puedo sentir mi cuerpo —Shiro rodó los ojos antes de intentar levantarse de nuevo.
—Dime, Quella, ¿la medicina estará allí cuando llegue? Porque si no, en realidad voy a morir —preguntó Shiro.
—Estará. He pagado extra para que la usen en ti en cuanto te vean.
—¿Cómo sabrán que soy yo? —Shiro preguntó con una sonrisa forzada mientras necesitaba algo que la distrajera para poder seguir adelante.
—No hay otras chicas de cabello blanco al borde de la muerte además de ti.
—Buen punto —Shiro se rió, lo cual solo hizo que escupiera algo de sangre.
—Así que reírse probablemente está desaconsejado —bromeó mientras daba otro paso hacia adelante.
—Creo que hay muchas cosas que deberían estar desaconsejadas, pero sí, reír es una de ellas ahora mismo, aunque dudo que eso sea tu principal preocupación —suspiró Quella.