Después de desaparecer del Santuario de Teletransporte, Shiro se encontró de pie en el medio de un jardín relativamente sencillo de algún tipo. Altos árboles los rodeaban con luces místicas flotando alrededor como luciérnagas.
A lo lejos, podían ver una cadena montañosa con edificios construidos a lo largo de los bordes. Caminos habían sido tallados en la montaña junto con una sala principal situada en la cima.
Puentes se podían ver conectando cada montaña con otra mientras había algunas áreas planas pavimentadas alrededor de la secta donde la gente podría tener un combate amistoso.
—Bienvenidos al área de la rama de la secta. Iremos al tesoro por ahora y veremos si podemos conseguir algo que nos asista en el viaje —Nan Tian sonrió mientras caminaba hacia adelante.
—¿Eh? ¿Estás seguro? Se supone que el tesoro es para la secta. ¿Está bien darnos algunos objetos? —Shiro frunció el ceño.
