Dado que acordaron darles algo de tiempo para empacar, Shiro guió al grupo fuera del salón y les hizo recoger sus pertenencias.
—Yin, Lisandra, vengan conmigo —llamó Shiro al dúo.
—¿Qué pasa mamá?
—Toma esto y desmonta todo en la habitación —sonrió Shiro y les entregó pequeños emblemas.
—Está bien —asintió Lisandra, pues sabía que Shiro tramaba algo.
Sonriendo ante el hecho de que Lisandra no hiciera preguntas, les instó a que volvieran primero a su habitación.
Activando sus Ilusiones Fae, hizo que una copia de ella saliera del edificio de la facción.
Ocultándose con todas las habilidades de sigilo que podía aplicar a un anillo, usó caminante de grietas y entró en la habitación sobre el salón principal.
Entrecerrando los ojos, apoyó cuidadosamente la palma de la mano contra el suelo y liberó algunos hilos de nanobots.
Asegurándose de que fueran tan indetectables como fuera posible, los controló mentalmente.