Aterrizando a corta distancia de Cairosa, Shiro miró la ciudad costera con una pequeña sonrisa.
—Me pregunto si podré darme otro chapuzón en los manantiales de mana ahora que soy de nivel más alto —pensó para sí misma.
El aventurero más fuerte que había visto en la casa de los Ospar era Gilberto, el Aprendiz de Caballero Místico de nivel 65.
Aparte de él, el resto de los guardias eran unos pusilánimes de los que ella misma podría encargarse. Claro está, no era tan ingenua como para pensar que Gilberto era el de mayor nivel en la casa. Durante la última lucha contra los barrios bajos, recordaba haber visto a algunos ancianos que superaban el nivel 70.
Como la familia más fuerte en Cairosa, no había manera de que no tuvieran un gigante entre ellos.
Pensando en esto, Shiro se preguntó cómo iba a infiltrarse en los manantiales de mana o a ocultar su presencia, ya que estaba en ello.